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sábado, 2 de febrero de 2013

Guerra de nóminas

Tal vez no sea tan buena idea como sonaba hace un momento en mi cabeza. Lo cierto es que pasó por mi mente hace tiempo, pero no estaba muy seguro de que pudiese tener alcance o apoyo. Ha pasado algo de tiempo desde que se me ocurrió esta locura y ahora mismo me da igual el alcance o proyección que pueda tener esto: lo que pasa es que estoy harto. Y no soy el único.
La transparencia de nuestros políticos es nula. Nos exigen un esfuerzo para sacar todo esto adelante, mientras se hacen públicos todos sus escándalos. Y sólo nos queda seguir luchando. Luchar contra la crisis, contra la banca, contra los desahucios, contra las estafas, contra las preferentes, contra los elementos y, ahora también, contra los que tendrían que estar sacándonos del apuro.
Pues adelante. Que no sea por ideas.

Durante los últimos años nos han estado vendiendo diversas estadísticas y, cada poco tiempo, se hacía público el sueldo medio español. Cifras abultadas que yo jamás he olido ni por asomo. El salario mínimo a la altura del betún. Y ahora, la transparencia está boca de todos. Todos hablan de transparencia mientras abundan en la opacidad. Todos dicen que harán públicas sus nóminas y declaraciones de renta, pero pasa el tiempo y todo se olvida.

Pues ya está bien. Aquí tenéis mi nómina.



  • Turno rotativo de mañana, tarde y noche (turno americano) con la rotación: 7-3, 7-4, 5-2. Siete días de trabajo, tres de descanso; siete de trabajo, cuatro de descanso y cinco de trabajo y dos de descanso. En este turno se trabajan dos fines de semana al mes y los festivos que toquen por cuadrante. La disposición del turno la establece la empresa según su necesidad.

Entiendo que en España siempre hemos sido muy reticentes a hacer público nuestro salario. Lo cierto es que nunca he entendido muy bien el porqué. Sí que hace un par de décadas, lo más normal era negociar el salario directamente con el jefe, puesto que siempre se solía acceder a los puestos de trabajo por la oferta y, basándose en esa oferta, cada uno establecía un criterio sobre su propia valía. De ahí que las nóminas vayan en un sobre cerrado.
Ahora todos valemos lo mismo. El salario está estipulado por convenio.

Entonces, ¿por qué escondernos? Precisamente lo que pretendo con esta iniciativa es reflejar el verdadero poder adquisitivo de los españoles.
Con nuestras nóminas tenemos que pagar la vivienda, la comida, facturas, teléfono, internet, coche, gasolina, colegio, ropa, ocio, cultura, posesiones, imprevistos, ahorrar, rescatar bancos, pagar pensiones, ayuda a parados, un sistema sanitario que (dicen) es insostenible y un largo etcétera.

Siempre he pensado que no hay ningún motivo para avergonzarme o no decir públicamente mi salario. Éste no es un escaparate de lo que sé o lo que valgo. Simplemente es lo que me pagan. 


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