Sígueme

Síguenos en Twitter Siguenos en Facebook Siguenos en Google+ Siguenos en Linkedin Siguenos en Blogger Siguenos en Blogger Siguenos en Blogger

viernes, 28 de septiembre de 2012

Independencia Pt. 1



Últimamente no paro de darle vueltas al tema que está en boga en estos momentos. Y lo cierto es que en cierto modo me afecta de forma relativa. Pero cuando ves que todo el mundo vuelca su opinión, por lo general sesgada, desde la lejanía y basándose en información que no es en absoluto de primera mano, me veo forzado a hacer un llamamiento a la calma y la meditación desde dentro. Que no quiero decir que mi opinión valga más que la de nadie, pero tras meditar, lo mejor es tratar de poner paz mediante la palabra. Algo que nuestros políticos ponen poco en práctica y esto tiende a agravar el problema.

La independencia de Cataluña.

Cojamos aire. Calma. Que no pasa nada.

Como yo lo veo (y voy a empezar a escribir y esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos) me da la sensación de que nos están manipulando de forma descarada. Digo esto porque tenemos la capacidad de librar infinitas batallas en diversos frentes y perderlas todas.
Por partes:

Me parece innegable el derecho de otorgarle al pueblo el derecho a decidir. Bajo esta premisa, el sufragio es la opción que sin duda daría una respuesta objetiva y transparente. SI o NO. De aquí nacen otros problemas:
- El primero sería que ambas partes aceptasen el resultado. El perdedor tendría que resignarse y aceptar el resultado democrático. Esto es algo que hay que meditar, porque antes de prepararse para ganar, hay que ser consciente de que se puede perder.
- Otro punto sería votar en unas condiciones establecidas con antelación. De otra manera, sería hacer las cosas mal desde el primer momento.
- El problema de esto es que, tal y como funciona el tinglado en este país, habría que pedir un referéndum para hacer el referéndum. Con cinco consultas previas al oráculo y cuatro mirando los diferentes puntos cardinales.
- Salvando este bache nos encontramos con la necesidad de establecer unos objetivos: habría una campaña política para dejar claros los puntos a establecer… Porque, digo yo, que no se permitiría al pueblo votar por algo en unas condiciones que desconoce (quien quiera entender, que entienda). Lo suyo es tener algo a lo que aferrarse. Mi visión es que, si se politiza, de entrada hemos perdido todos. Para ello tendrían que reunirse los entendidos e imponernos unas condiciones.
- Por supuesto, tanto si es vinculante como si no, el llamamiento a las urnas tendría que ser masivo. Máxime si efectivamente fuese vinculante. Una participación del sesenta por ciento no podría revelar una decisión, excepto el hecho de que la importancia real no es la que nos están vendiendo en los medios (luego sigo por este cauce), basándolo en la cobertura mediática.

Por otro lado, (y el orden en el que establezco mi exposición es únicamente la que va saliendo de la cabeza y que transmito a mis dedos) sería decidir previamente quién puede realizar dicho sufragio.
Me refiero a si la pregunta en cuestión se le realiza al conjunto de la sociedad española o sólo a la catalana. Este es un tema muy delicado y serio.
Veo igual de válido el argumento de decidir desde el punto de vista de la pérdida de parte de lo que consideras tu país y el argumento de que la decisión de crear un país reside en tu propia ilusión. Entiendo que preocupe que alguien pueda pensar que el voto se oriente de forma sesgada o con desconocimiento. También hay que entender la postura del que siente que no quiere perder lo que es suyo.
Que nadie olvide que en esta materia estamos hablando de sentimientos.

Lo que me llama la atención es que se lleve usando este tema como arma electoral arrojadiza y, más preocupante, como arma social, y nadie haya llegado a la conclusión de que un sufragio, vinculante o no; estatal o regional, sería la solución a todos nuestros problemas.
- En caso de que sea estatal y no vinculante, la decisión sería unánime. No vinculante, pero se conocería la voluntad real del pueblo.
- En caso de que sea estatal y vinculante, pasaría lo mismo, pero la decisión habría que acatarla, respetarla y ejecutarla.
- En caso de que sea regional no vinculante, la decisión daría fuerza al SI de cara a toda una nación y el NO dejaría evidente que el tema no está tan maduro como se puede llegar a pensar.
- En caso de que fuese regional y vinculante, la decisión, como en el segundo punto,  habría que acatarla, respetarla y ejecutarla. (Esto me lleva al anterior debate sobre una campaña y unos objetivos previos)

Luego está el tema que muchos argumentan, y que lo hacen como si fuese irrefutable, de la Constitución… Ese ladrillo que nadie se ha leído y con el que se ha construido todos y cada uno de los edificios que han formado parte de la burbuja inmobiliaria. Ese ladrillo que junto al Quijote es el libro que adorna toda casa española y que un porcentaje ínfimo ha leído y conoce.
Ese ladrillo que habla de derechos fundamentales, trabajo, hogar (manda huevos)… etc., pero no del derecho a elegir tu propio destino. Ese instrumento destinado a servir a la ciudadanía y no a someterla.
Ese ladrillo que ya se ha cambiado cuando ha venido en gana para adecuar los intereses económicos.
Ese ladrillo que aún no ha sido ratificado por el conjunto de la sociedad española… signifique lo que signifique eso.

A lo que vengo es que no se puede argumentar que un libro es el guía espiritual y social de un pueblo. Cuidaos de quien os diga algo así, porque nos ha costado mucho librarnos de campanarios y almuédanos. Cuidaos de curas e imanes que se postulen como los elegidos para interpretar el libro que se encarga de protegeros.

Pero quedan puntos importantes. El tema es excelso porque se puede debatir punto por punto y aún así quedarían flecos. No olvidemos que de lo que se está hablando no es de destruir, dividir o quebrar: es de construir.
No se puede mentar la Historia como muro de contención para frenar las expectativas de un pueblo. Los pueblos se han construido con el paso del tiempo y así se ha escrito la Historia. La Historia está para aprender, disfrutar y mejorar y el cambio no puede ser sinónimo de empeoramiento.
De hecho, la Historia, por mucho que se quiera usar en contra, lo cierto es que no arroja más que argumentos a favor: A bote pronto, ¿Qué países se ha independizado en la Historia reciente? Noruega, la antigua Unión Soviética, el reciente Kosovo, Serbia y Montenegro, Bosnia… Todos nos suenan. Lo que diferencia unos de otros es la forma. Se ha hecho derramando sangre o se ha hecho con tolerancia y respeto. Lo curioso de este tema es que, en todos los casos, la independencia siempre se termina consiguiendo.
Hablar de un conflicto bélico es una atrocidad. Antes de continuar con esto me gustaría que la gente entendiese que no hay nada de noble en las guerras, como se dice en algunas películas. Si fuese así, la guerra se libraría cuerpo a cuerpo y con espadas. La guerra es un compendio de todas las atrocidades que tu sucia mente sea capaz de imaginar.
Sí que se están dando casos de amenazas de forma puntual. Habría que cortar algo así de raíz, pero no me toca a mí tomar esa decisión. Sedición, traición, juicios, acusaciones… Parte de la misma maniobra de distracción.

Hasta aquí, he mostrado el aspecto de una realidad que en cualquier caso es innegable. Hay un sentimiento. Tal vez desde el exterior de Cataluña se tenga una opinión o una visión que, ante todo hay que respetar, pero ha de ser una autopista de muchos carriles y dos sentidos. Siempre. Es imperativo.

Dicho esto, es innegable que una persona que vive en Cataluña siempre tendrá una visión más objetiva de ese sentimiento. No hablo de opiniones personales o política ni de cómo hacer creer al pueblo cuál es la verdadera realidad. Hablo de vivir. Jamás la objetividad se me había revelado de forma tan natural. No se puede ser más papista que el Papa, que se suele decir.

Y en este sentido el debate está abierto desde otro frente…

No hay comentarios:

Publicar un comentario