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martes, 28 de junio de 2016

26J

Si estás leyendo estas líneas, puede que te sorprendas de esta nueva entrada... Básicamente porque hacía mucho (muchísimo) que no escribía en el blog.
En cierto modo, lo tengo abandonado, aunque la realidad se enfoca desde el plano personal: no me apetecía escribir. Al menos no tenía ganas de hablar sobre la actualidad política que nos rodea ni quería verter mi opinión.
No porque no la tenga, sino por la necesidad de enfocar las cosas desde un punto de vista más relajado.

De hecho, tras lo acontecido en estas últimas elecciones generales, me estoy planteando dejar de votar... Así: como suena.
Al menos no hasta que se instaure un voto electrónico.
La sombra del "tongo" planea sobre los resultados.
De ser cierto, estamos ante una violación sin precedentes del estado democrático.

Y, de no haber sucedido -y no puedo evitar en cierto modo pensarlo, después de que el encargado del proceso sea la misma persona que ha realizado un complot contra otros partidos para desprestigiarlos- la cosa se enfoca desde un punto de vista muy triste... Esto no tiene visos de cambio.

En los días posteriores al 26J leo en periódicos cómo cargan indiscriminadamente contra Unidos Podemos e incluso hablan de la necesidad de su desaparición. Me quedo atónito.
Los mass media no dudan en desprestigiar a quien proponía tan ansiado cambio. La regeneración política ya está siendo cuestionada incluso de forma organizada.
Parece que nos lo quieran meter en la cabeza.

Que se critique la campaña electoral dado el fracaso (o presunto, yo no sé), es lógico, porque el resultado ha sido inesperado.
Que el mensaje no haya calado debido a la falta de agresividad, puedo entenderlo por lo que ha acontecido en el recuento de papeletas.

Pero eso no exime para nada de la responsabilidad del electorado, que -insisto, parece- que se haya decantado por quedarse con la más extrema corrupción.
¿Qué hace falta para que esto cambie?
¿Realmente era necesario un discurso más directo y agresivo por parte de la esperada coalición entre Izquierda Unida y Podemos?
La lógica a pie de calle decía a gritos que esta fusión era el paso definitivo para poder cambiar las cosas realmente.
Pero no...
Algo que se me escapa ha pasado.
Y por ahí he leído incluso que el hecho de "insultar" y "menospreciar" a ciertos sectores de la ciudadanía por votar precisamente a corruptos, no era la forma indicada, como bien ha quedado demostrado.
Las confluencias no han usado ese argumento: ese argumento lo esgrimimos quienes no entendemos cómo puede ser que un país culto pueda soportar esta situación y, en connivencia, apoyarlo y alentarlo.
Pues claro que resulta inconcebible!!!

¿Tongo? ¿Pucherazo?
Son palabras mayores.
Tan mayores que ni siquiera los propios políticos afectados se atreven a afirmar. Pero ahí está.
Eso, o es que no tenemos remedio.

Y, si es lo segundo, yo me rindo.

Por otro lado, que se siga usando papel a estas alturas, me hace sospechar.
Sería muy fácil votar de forma electrónica mediante el móvil o en cabinas...
Pero no.

El único enfoque que nos queda a modo de resignación es que, en los próximos cuatro años, lo que suceda en España, no será culpa de Venezuela, los rojos, el comunismo ni el sorpasso.
Tú te lo guisas, tú te lo comes.