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domingo, 27 de octubre de 2013

Antiterroristas


Como todos sabéis, hoy había concentración en la Plaza de Colón. La AVT (Asociación de Víctimas del Terrorismo), convocaba una manifestación en contra de la decisión de Estrasburgo de derogar la Doctrina Parot, de la que ya he dicho lo que pienso al respecto.
En los medios oiréis cifras. De la delegación del gobierno, de la policía, de los convocantes... Basta con ver alguna foto y, aunque las cifras bailen en la cabeza, uno se hace una idea.







Para quien no haya captado mi punto de vista, recordar que estas personas están mostrando su apoyo a familiares o supervivientes de ETA. Si la plaza no está llena de ciudadanos, como otras veces ha estado Madrid con gestos espontáneos de rechazo a la extinta banda armada, es porque se dejan rodear o directamente son tan fascistas como el que más porque, si a día de hoy, necesitan llorar a sus muertos ondeando esas banderas, jamás les mostraré mi apoyo.

Y no lo intentéis: que os empeñéis en verme como al enemigo, no significa que esos a los que tanto odiáis, sean mis amigos.

Yo soy de un bando distinto: soy demócrata, de la izquierda que jamás ha gobernado y que tiene el beneficio de la duda, y europeo. 

Qué vergüenza.

Cambio de hora

Dos veces al año, toca hacer lista de los relojes que nos acompañan en nuestro día a día y cambiarles la hora. Una hora hacia adelante o hacia atrás, dependiendo de la época del año.
Hoy ha tocado hacer que a las 3:00 am sean las 2:00 am.
Ganar una hora de sueño, que se suele decir. 

Y ahora, una o dos semanas con la cabeza en Lugo y el cuerpo en Aljete. Todos los años, lo mismo. Dos veces.
Los niños, acelerados y agotados. Los padres, desesperados. 

¿Y cuál e el sentido? ¿El ahorro energético? Creía que el objetivo era que las eléctricas ganaran dinero como sea. 
Es decir que, este ahorro, ¿es lo que hace que nos suban las facturas tres veces al año?
Ahora lo entiendo:
Primero nos aturden con diferentes horarios y después nos suben la factura de la luz. Con nocturnidad y alevosía.
O a lo mejor el ahorro se produce de otra manera que nuestros bolsillos no notan. O sí que lo notamos pero no somos conscientes...

Por mi parte, bien podrían estarse quietecitos y dejarlo correr. Lo comido por lo servido: una hora en verano y otra en invierno.
Porque, calculemos: si hemos retrasado el reloj, lo que hemos conseguido es que anochezca más tarde. Por lo que amanece más tarde. Luego, la bombilla que no enciendes por la noche, la enciendes por la mañana. 

Creo que lo que habría que estudiar con respecto a los horarios en España debería estar más encaminado a la hora de sentarnos a la mesa para comer y cenar.
Somos el único país de Europa con unos horarios tan ilógicos. Tal vez todos los países mediterráneos tienen este desfase, pero no es excusa: tendríamos que hacer la comida y la cena mucho antes. No está bien hacer digestiones tan tardías o irse a la cama con el estómago lleno. 
Comer a las 11:00 o 12:00 y cenar a las 19:00. Y si te da la gusa a las 22:00, unos cereales o una pieza de fruta. Y la cena la puedes quemar dando un paseo o simplemente haciendo cualquier cosa.

Es solo mi punto de vista. Cuando he practicado ese horario al viajar, el cuerpo ha funcionado mucho mejor y, de hecho, adapté mi rutina a esos horarios en la medida de lo posible.
Procuro comer a las 13:00 y cenar entre las 19:30 y las 20:00. 

Excepto si volvemos a vivir pluriempleados...


viernes, 25 de octubre de 2013

Doctrina Parot

Menuda se ha liado.
Tamaño es el tirón de orejas, que hora no sabemos si queremos ser europeos. No es que la decisión de Estrasburgo nos haga plantearnos un posible fallo por nuestra parte, sino que automáticamente nos creemos que es la "seño". Que nos tiene manía. 
Tal vez, llegados a este punto, deberíamos hacer autocrítica y plantearnos si no hemos estado a la altura en materia de terrorismo.
Y de Justicia, sobretodo.

Para intentar ser objetivo siempre hay que ponerse en el punto de vista del condenado. Al fin y al cabo, como víctima, uno siempre quiere venganza. 
Si, como acusado, se te obliga a pagar una multa por exceso de velocidad y una vez pagada se te comunica el deber de pagar un plus, cualquiera protestaría.
Y no hablo de si la velocidad era de 50 km/h en una zona de 30 km/h o si, aún más grave, el coche circulaba a 280 km/h en una autovía. No hablo del delito en sí, sino de la condena y su administración.

Que las leyes tengan lagunas y se puedan mejorar con el estudio y el tiempo es algo absolutamente normal. Los tiempos cambian, la sociedad cambia. Y la justicia tiene que cambiar al mismo tiempo para que un país esté en armonía.

Los parches no son soluciones. España es un país de parches. Nada se hace con trabajo y vistas al futuro. Aquí la efectividad se encuentra en la rápida ejecución de algo. No importa que lo que haces tenga sentido. Lo más importante es que no te vean parado. Que te vean en movimiento y activo. ¿Pensar? No es necesario. Tú, haz que trabajas. Y lo de pensar, ya lo hará el político de turno. 
Cada cuatro años, movimiento nuevo. Sin control, pero en todas direcciones. 
La premisa es: "Si te ven parado, harán preguntas. Si no paras, no tendrás que responder preguntas. Y, las preguntas, hacen temblar cargos".

Y lo peor no es que no sepamos exigir justicia... lo peor es que el pueblo español quiere venganza. Y no como víctimas, sino como pueblo.
No me cabe en la cabeza que una asociación de víctimas del terrorismo esté peleada con medio país. Y, por las cosas que afirman, no me voy a postular de su parte. 
Si quieren venganza, mánchense las manos, pero no pidan al Estado que hagan el trabajo sucio. 

España es Europa. 
Algo habremos hecho mal si dicen que estamos violando los Derechos Humanos.

viernes, 18 de octubre de 2013

Ser competitivos

Esa es la premisa del actual gobierno y también, por supuesto, de la CEOE.
Que seamos más competitivos, para atraer las oportunidades del mercado y a posibles inversores.
Día sí, día no, tenemos que soportar las variopintas ideas de Juan Rosell y demás personajes. Raro es el día que no tienen algo que decir. Raro es el día que no sueltan una perla.
"Los trabajadores han de renunciar a ciertos beneficios", "privilegios"... ¿Derechos?

Ellos, que obtienen grandes márgenes de beneficios, tarjetas de empresa, comidas, cheques gourmet, coche de empresa, trajes, gastos, putas, farla... etc., gracias al esfuerzo de los trabajadores, quieren exprimir aún más al currela que ya no llega a fin de mes.
Pues vale.

Lo más honesto sería decir: "Somos unos canallas y queremos más".
Pero no. Lo más inteligente es que el pilar de esa pérdida de derechos laborales se asiente en la competitividad.
Hay que ser más competitivos que Bangladesh o Korea. 

La competitividad española, propulsada por la patronal, no consiste en formar mejores profesionales, más actualizados y con mejores recursos. 
No consiste en estar a la altura de países punteros en materia industrial, no.
No quieren que seamos como Alemania. No quieren que seamos los mejores y nuestra marca sea un sinónimo de calidad.

Lo que quieren es que el Made in Spain sea barato y así tener ellos más Ferraris en el garage o mansiones en Malibú.

Ese es el nivel.