Sígueme

Síguenos en Twitter Siguenos en Facebook Siguenos en Google+ Siguenos en Linkedin Siguenos en Blogger Siguenos en Blogger Siguenos en Blogger

sábado, 22 de junio de 2013

Despotismo Ilustrado



Eurovegas es el modelo a seguir.

Es una afirmación. Meditemos.

Nuestros políticos nos han dicho, por activa y por pasiva, que hay que crear empleo y un casino de estas características, es la solución.
Y justo después nos dicen que no todo el mundo puede estudiar una carrera. Que somos un país de servicios y no tiene sentido que la ciudadanía tenga estudios superiores si, en definitiva, van a ser camareros, crupieres, vigilantes de seguridad, empleados de mantenimiento o timadores.
Los que sí que estudiarán serán los directores del casino, los adjuntos, abogados, asesores, departamento de márquetin… pero claro, esos son los hijos de los políticos, que sí habrán podido pagar las tasas para la universidad y posteriormente tendrán asignado el puesto en las empresas que les deben los favores a sus padres.

Sigamos meditando.

¿Cuál es el problema en que, siendo un país de servicios, tengamos una titulación superior? Las trabas para que un trabajador se sienta perdido no están en la sobrecualificación. Sin duda es un factor. Un individuo con una licenciatura y un doctorado, puede que no se sienta a gusto como reponedor en un supermercado. Pero por lo general, si las condiciones laborales son buenas y el salario da para vivir una vida repleta de opciones, un trabajador no se va a quejar.
El verdadero problema es cobrar una miseria, tener un horario que no te permite compaginar con la vida y unas condiciones que rozan la opresión.
Nadie pondrá en duda que hay que cubrir todos los puestos de trabajo que se requieran para que un país salga adelante y tenga todos los servicios rindiendo con plenitud.
El verdadero problema reside en la desigualdad social. Nuestra sociedad ha establecido que un reponedor y una dependienta de una tienda de ropa tienen que cobrar el salario mínimo interprofesional, que está por los suelos, todo hay que decirlo. Un camarero y un barrendero cobran el salario mínimo establecido en el convenio y, tal vez, algún plus para compensar. Un técnico de mantenimiento que trabaja a turnos se lleva a casa lo que marca el convenio, mas el plus de nocturnidad, mas fines de semana, mas guardias…
Eso sí: tienes que demostrar que estás cualificado y tener experiencia. Y aún así, empiezas con la categoría más baja y, a medida que protestes, ya te irán subiendo algo el salario.

El verdadero problema es que, para ser político, tienes que tener amigos, contactos y familia, no una preparación. No hace falta una vocación de servicio.
Así los tenemos, preocupados por las dietas, los gintonics, los sobresueldos y los gastos de representación.
Ahora, preguntadles que digan toda esta diatriba en inglés. Se pondrán nerviosos (sólo un poquito) y buscarán desesperadamente con la mirada al traductor.
El verdadero problema es que nuestros queridos dirigentes no tienen ningún interés en mejorar nuestra situación. Lo que les mueve es perpetuar la suya: de comodidad, de placidez, ese tren de vida pagado con nuestros impuestos, las mentiras que tapan verdades y las verdades que no se permiten que salgan a la luz.
Ellos, que han recibido la misma educación que nosotros, son los encargados de gestionar la educación que perpetuará su situación de comodidades.

Ellos: nosotros, que hemos aprendido idiomas de forma negligente, son los que pretenden solucionar el inexistente problema de la segunda lengua en comunidades con un idioma autóctono. Han creado problemas que no existen para solucionarlos desde la ignorancia que otorga la distancia. Desde el desconocimiento de la idiosincrasia del pueblo quieren solucionar los problemas del pueblo.
Pero sin preguntar.

Es el despotismo ilustrado del siglo XXI.

Pero, tranquilos, que la siguiente generación no sabrá lo que es el despotismo ilustrado. Y así solucionan las cosas ellos.

miércoles, 19 de junio de 2013

Yes, we can



Después de casi cuarenta años de democracia en España y diversos gobiernos, que han ido estrenando distintos planes educativos, es Internet el que está fomentando a marchas forzadas el relativo dominio del inglés. Ni “Follow Me” ni el entrañable “Muzzy” consiguieron lo que se está consiguiendo últimamente y es que, en España, se está aprendiendo Inglés gracias al interés de la gente en descubrir las hazañas de sus personajes favoritos en sus series más queridas o gracias al afán por ser el primero en ver una película cuyo estreno se pospone a veces sin motivo. 

Incontables son los fascículos que han sido destinados a instruirnos en la lengua de Shakespeare (todos sabemos ya cómo se pronuncia) Infinidad de libretos, cuadernos de ejercicios y discos o cintas de audio, apilados cada Septiembre, esperándonos en cómodas entregas a la vuelta de vacaciones para nada.
Qué maravilla descubrir que basta con una conexión de velocidad deplorable a precio de velocidad luz y un poco de interés para que un país de tradiciones sencillas y arraigadas costumbres en el analfabetismo aprendan a articular algo más que “espanis is diferent”

Que vamos con treinta años de retraso respecto al resto de Europa es algo que ya nadie cuestiona. Y no hablo de materia bilingüe: este retraso es con respecto a todo… excepto en “picaresca”, que no nos gana nadie. [no aplaudáis ni ondeéis banderitas] Si hay algo en lo que somos líderes es en apropiarnos de lo que no es nuestro: bien como político que se embolsa dinero que no debe o como el currante que se lleva un bolígrafo del trabajo. Hay distintos niveles de choricismo, pero nadie se libra.

El caso es que la llegada del dvd nos brindó la oportunidad de poder ver las películas en versión original y disfrutar de nuestros personajes favoritos con sus voces originales, dejándonos comparar su voz real con la que las productoras, o quien quiera que se encargue de esto, le habían impuesto al doblarla.
A todos nos sorprendió que Clint Eastwood no tuviese la voz del recién desaparecido Constantino Romero hablando inglés norteamericano y que su timbre fuese más agudo que en su doblaje. E incluso diría que me llamó la atención que Arnold Schwarzenegger no tuviese la misma voz que Clint Eastwood, Sean Connery, Donald Sutherland, Roger Moore o James Earl Jones. Fue una decepción pero, una vez uno logra acostumbrarse, lo cierto es que el idioma que tan difícil se presentaba en la escuela, se tornaba más interesante en la gran y pequeña pantalla. No es lo mismo tener que estudiar una gramática de forma tediosa y pesada, a participar de interesantes diálogos o trepidantes tramas. Ese interés es el que nos está moviendo a aprender el idioma que ya el Mundo domina. Aunque lo cierto es que el interés también lo mueve la necesidad que nos viene de la situación actual y de la imperiosa necesidad de salir zumbando de aquí.
Anda que, si hubiésemos aprendido inglés antes, iba a haber una cola de paro en España como la que hay ahora mismo. Es más: anda que íbamos a estar soportando las gilipolleces que hay que oír de boca de nuestros políticos o íbamos a aguantar las condiciones laborales que nos han impuesto si realmente dominásemos algo más que el “Yes, we can” o “My name is Rogelio. My taylor is rich”
Resulta que, aunque suene irónico o retorcido, en EE.UU. están aprendiendo nuestro idioma mucho mejor de lo que nosotros estamos aprendiendo el suyo. Supongo que se han cansado de esperarnos y se han puesto las pilas.

-Siguiendo el hilo- 
Tras acostumbrarnos a poder seleccionar el idioma de la película en el menú del dvd, luego llegó el uso de Internet, las descargas ilegales y los subtítulos en archivos con formato .srt y la posibilidad de ver los estrenos casi a la vez que en el país de origen. En este sentido el papel más importante lo han jugado las series y el hecho de que la industria haya cambiado. El bajón de calidad en las películas ha inclinado la balanza hacia las series de televisión, que han encontrado un filón.
Lo curioso es que las series se pueden ver de forma gratuita en la televisión, por lo que descargar los capítulos no constituye un delito de “piratería” y el Gobierno debe estar rojo de enfado… Entiéndase “rojo” con cierto toque irónico.
No sólo estamos aprendiendo inglés (algo en lo que se han esforzado para que no consigamos), sino que lo estamos haciendo a través de Internet (esa herramienta demoníaca) y además de forma gratuita.

Otra cosa es poder practicarlo viajando a países extranjeros


martes, 18 de junio de 2013

Ingenio anticrisis

Si de algo sabemos en España es de sacar dinero de debajo de las piedras. Sobretodo cuando las piedras son los ciudadanos.
Ahora, en el momento en el que el dinero hace más falta que nunca para tapar los agujeros de la gestión, hay que tirar de inventiva, y nada mejor que ir al bar con los cargos de confianza a los que pagas para que te den ideas frescas. 

En Castelldefels playa, donde resido (o no) han tenido una idea audaz e innovadora. Porque, si la localidad cuenta con una de las mejores playas del Mediterráneo y se acerca el verano, algo se podrá hacer para recaudar dinero para los contribuyentes y mejorar. Cincuenta metros de ancho (profundo) y varios kilómetros de longitud pueden albergar infinidad de actividades para atraer visitas. Actividades deportivas, conciertos, representaciones, exposiciones al aire libre... No hay límites. 
A mí, sin ir más lejos, se me ocurrió un evento para organizar. Niños y mayores. Se me suelen ocurrir cosas de estas. Lo malo es que, ni tengo dinero para organizarlo, ni puedo pedir un crédito para emprendedores (de esos de los que tanto se habla ahora)

Pero para eso tenemos políticos: para que aporten ideas y den soluciones. Así que, la maquinaria se puso en marcha y, tras llenar el depósito de cervezas (o gintonics), llegaron a la conclusión de que, la mejor solución, a falta de una vuena valla que limite el acceso a la playa y cobrar por entrar, lo mejor es poner zona azul para aparcar en todo Playafels y así recaudar dinero a espuertas. 
Bueno: eso si la gente decide seguir viniendo, ahora que tendrán que ir a poner el papelito cada dos por tres. 
Pon crema, toma el sol, dáte un chapuzón y pon el papelito de La Hora.
Lo que no se dejen en bares, restaurantes y chiringuitos, se lo trendrán que dejar en aparcar. Claro que sí.

Gran idea.


jueves, 6 de junio de 2013

Redefiniendo el Capitalismo

El capitalismo. Ese ente tan incomprendido y tan incomprensible.
Esa quimera que han creado para tener al trabajador explotado, pero motivado; jodido, pero contento.
Esa zanahoria pendiendo frente a sus fauces, hambrientas, estimuladas y repletas de saliva consumista. Babeando sobre las posesiones que tiene y anhelando las que necesita poseer.

En Estados Unidos lo llaman The american dream, aqui lo llamamos Mejor que lo del vecino. Una casa más grande, un coche más potente, una tele más HD, un móvil más moderno, un viaje al Caribe o algo con lo que fardar.

El contrapunto está en la incompatibilidad de sociabilizar el capital. Mientras nos vendían las lindezas de uno, condenaban el bienestar que proporciona lo otro.
Lo han censurado con un "por encima de nuestras posibilidades". Colectivo. Esto sí, de todos.
No les gusta el socialismo, pero las pérdidas, rápido las han repartido. Han rescatado sus bancos y se han concedido grandes pensiones. Para compensarles por las molestias. Y tú, a currar, por derrochón.

Y me llamarán comunista, mas no lo soy. Soy un tipo de lo más realista. Que no se puede uno alejar de la etiqueta: hay que decidir bando. Y yo soy currante, como la mayoría.
El día que seamos todos ricos, habría que defender lo nuestro. Ese día, tendríamos que ser liberales, por ejemplo. Pero ser liberal cobrando mil euros, es como ser carcelero en el lado equivocado de los barrotes.

Yo, que no soy comunista pero sí de izquierdas y capitalista, creo que el sistema, para que funcione, tiene que estar repartido.
Si el tinglado consiste en que el dinero fluya, éste tiene que estar en manos de los consumidores potenciales: los trabajadores. La mayoría.
No tiene sentido vender productos a alguien que no puede consumir. Eso en el departamento de márqueting seguro que lo explican muy bien.

A modo de ejemplo.
Diez ricos pueden comprar diez Ferraris, pero 30 millones siempre pueden comprar 10 millones de utilitarios.

Como resulta evidente a estas alturas, el resumen de este sencillo planteamiento, aunque pueda resultar difícil de aceptar para liberales varios, es que si el sistema consiste en consumir y la fuerza consumidora reside en una mayoría trabajadora, la idea más básica de asentar las bases del sistema pasa por sociabilizar el capital: un reparto más equitativo del dinero y una mayoría cargando con el peso de la responsabilidad para perpetuar el funcionamiento del estado. Tener y gastar. Bien repartido y de forma sana.
Los empresarios que contratan trabajadores quieren que sus empresas renten y ésto solo se consigue vendiendo. Si no tienes a quién venderle el producto, el negocio no tiene futuro.
Es tan sencillo que no hace falta seguir con la exposición.

Para que esta idea funcione es imprescindible tener una educación que ayude a crecer al individuo mentalmente sano y no se pierda en sueños de codicia innecesaria.
Y físicamente, claro. Para que pueda rendir y producir al 100% y la máquina esté perfectamente engrasada.

Lo siento, codiciosos, pero os estáis quedando solos.

miércoles, 5 de junio de 2013

La vorágine turca


Poco alentadoras  son las noticias que llegan desde Turquía. En realidad, más que poco alentadoras, son preocupantes.
He de reconocer que, siempre que ocurren sucesos de este tipo, y con "este tipo" quiero decir noticias que copan los informativos durante días, al final uno se empapa de lo que sucede, pero no del motivo. Las escenas de violencia callejera son las imágenes que eligen para informarnos, pero no son capaces de detallar el número de víctimas mortales o heridos con exactitud.

Por twitter he tenido constancia, según informaciones de un contacto que tengo de Turquía, que las víctimas mortales son un número considerable, pero que no hay información porque (hablo de Turquía) los medios se sienten coaccionados por su primer ministro ante posibles represalias.
Ahora viene lo que no entiendo muy bien: Todo esto ¿viene por la construcción de un centro comercial o simplemente es la gota que ha colmado el vaso de una situación social ya de por sí tensa?
He oído voces que hablan de una imposición religiosa y cierta radicalización de las posturas más conservadoras.

Y yo, que soy retorcido a más no poder, me pregunto si la falta de información en ese sentido no vendrá motivada por el miedo a que aquí también haya una explosión social por el mismo motivo. Bueno: no sólo por ese motivo, sino también como colofón a tantas medidas... digamos, mal interpretadas por parte de la ciudadanía.

Que yo soy de los que piensa que nuestro gobierno se está extralimitando en eso de imponernos la religión. Como los talibanes y Erdogan en Turquía, pero en plan "bien", porque su Dios es verdadero y no como el otro, que es de mentira.

¿Religión? Sí, ¿cómo no?... pero cada uno que se pague la suya.
Y en la intimidad.


martes, 4 de junio de 2013

Vivienda digna

Lo que ahora llamamos burbuja inmobiliaria podría haber sido, en su momento, un modo de que España cambiase ciertos aspectos de la cultura de la picaresca que arrastra desde tiempos inmemoriales. Un poquito: solo un poquito. Paso a paso.
Ya que nos impusieron una falsa necesidad de construir viviendas y edificios sin control por parte del gobierno y la banva, al menos se podría haber aprovechado la situación para cambiar la Constitución y establecer unos mínimos.

España tiene espacio de sobra para que los ciudadanos sean cobijados en algo más que chozas.
No sólo se ha construído sin control, sino que también se ha hecho sin criterio ni respeto por el ciudadano comprador. Lo único que se buscaba era ganar el dinero suficiente para comprarse un Cayenne, fardar y hacer turismo de isla paradisíaca.
35 metros cuadrados no es "derecho a la vivienda" o, cuanto menos, de digno tiene muy poco.
35 metros podría ser un estudio, tal vez. Pero creo que, habitable, lo que se dice habitable... justito para un pastor alemán.

Llegará el día que se establezcan unos mínimos. Eso espero. Debería estar reflejado que, por ley, la superficie mínima para una vivienda, se establezca en 75 metros cuadrados. Mínimo.
Que puede que haya alguien a quien le parezca mucho para ser un "minimo". Yo creo que menos es un zulo. Con vistas, tal vez. Pero un zulo.

Y no lo digo porque haya que vivir holgado, que también. Es que se supone que vivimos en una democracia consumista. El capitalismo, vaya. Y, por tanto, si todo este tinglado consiste en consumir y hacer acopio de pertenencias, lo lógico es tener todos esos trastos organizados en algún lado. Tampoco está demás contar con un salón en el que recibir a las visitas o un cuarto de baño donde quepa una pareja que pueda hacer la tontería de mancharse con la espuma de afeitar y echar un polvete.

Si hay viviendas de 300, 500 o incluso mansiones de más de 1000 metros y a nadie le extraña, veo lógico establecer un criterio de mínimos.
Ya va siendo hora de poner una cifra a la dignidad.

Espero que esta decisión se consulte a un arquitecto porque, si depende de un político, por seguro que establece la cifra en 20 metros cuadrados y argumenta que es para ahorrar calefacción en invierno.

Y tú, ¿en cuánto estableces la superficie digna para una vivienda?