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sábado, 27 de abril de 2013

Sueña





¿Os lo imagináis?
Y ¿Por qué no? ¿Qué o, mejor dicho, quién nos lo impide? Estoy hablando de copiar a los países más avanzados en sanidad, educación, derechos sociales, política, etc... Entonces, ¿qué motivo habría para no copiar ese modelo? Debería bastar con pedírselo a nuestros políticos y apelar a ese patriotismo del que tanto alardean.
Es imposible recibir un no por respuesta. Ellos son nuestros líderes y quieren lo mejor para su país. Por tanto, y teniendo en cuenta que Noruega, Suecia, Finlandia e Islandia siempre han estado en los primeros puestos en las encuestas sociales, no hay lugar a no plantear y aceptar que, en vez de reunirse con Merkel, se reúnan más con los líderes de estos países y empiecen a implantar su modelo aquí, en España. 


viernes, 19 de abril de 2013

El cine

Cierran los cines Renoir y Alta Films.
Una triste noticia, sin duda. Ahora se llevan las manos a la cabeza y empiezan a hablar de armagedón en el mundo del cine español. Cerrar cines es una tragedia.
Ahora es cuando empiezan los reproches y llega el momento de señalar con el dedo a los culpables.

Yo, tú, él/ella, nosotros, vosotros y ellos. Por no ir al cine. Si hubiésemos ido al cine en tropel, ahora no tendrían que cerrar.

Recuerdo que a mediados de los años ochenta pasó lo mismo. En mi barrio cerraron tres o cuatro cines que había en la zona. Nadie le echó la culpa a la piratería, claro está. Y eso que solía comprar cintas grabadas en puestos ilegales junto al estanque de El Retiro. El motivo por el que cerraron era que la gente no iba al cine: el sector estaba en crisis. Yo era pequeño, pero si ahora echo la vista atrás, puedo ver los estrenos de la época y reconocer que la gente perdiese el interés.
A día de hoy nos echan la culpa a nosotros, por no dejarnos 8 euros en cada entrada. Alguien ha hecho las cuentas? Salario, hipoteca, gastos (a groso modo), comida, ropa, gasolina... y lo que sobre, para el cine. Pues eso.

Ahora el cine se ha visto superado por las series, que se ven de forma gratuita y nadie habla de decadencia o piratería. ¿A ver si lo que falla es el enfoque?
¿A ver si el verdadero problema es que el cine está en crisis por la falta de ideas, al igual que a mediados de los años 80? Un ciclo del que ya nos recuperaremos.
Hablo con tanta rotundidad porque mi teoría se ve reforzada con remakes, secuelas, precuelas, continuaciones, reboots... pero muy poca calidad.
Mucho efecto especial y dinero invertido, pero pocas ideas que inviten a ir al cine.

Como acto de humildad, tal vez habría que preguntarse el motivo por el cual la gente no va al cine, en vez de culpar a la gente por el cierre de salas y distribuidoras.
También se cerraron en su día los videoclubes porque el mercado cambió... A lo mejor ese mercado sigue bajo el influjo de ese cambio. Puede que hubiese un exceso de salas...

Y que nadie piense que me alegra esta situación, porque no es así. Simplemente se está hablando de piratería como si fuese la causa directa y no estoy de acuerdo. Es parte del motivo, tal vez. Pero, ¿en qué proporción? Es evidente que si puedo conseguir una película de forma gratuita, lo haga. Para mi es una herramienta. Lo que verdaderamente me gusta, lo compro. No puedo permitirme más.Ojalá.

¿Y la relación entre el precio y el salario mínimo? ¿Y el IVA que se paga en España?

Oye, una pregunta...

¿POR QUÉ no vamos al cine?

jueves, 11 de abril de 2013

El aborto



Aunque soy consciente de que este blog es mío y en él vierto mi opinión, por lo general no suelo abrir demasiado los debates. Sí que considero que quien me lea es libre de hacer los comentarios que estime oportunos. Precisamente ese es el motivo por el que la opción de comentarios queda completamente abierta y libre de toda censura por mi parte. Lo que es lógico es que me reserve el derecho a eliminar un comentario si lo considero oportuno.

Me dispongo a sacar un tema, cuanto menos, controvertido.

EL ABORTO.

Soy consciente de que podría escribir alguna que otra bengala lingüística con el fin de darle "vida" al blog, pero lo cierto es que no creo que mi opinión sea tan enrevesada como para crear escuela.

Siempre he visto el aborto como el último recurso.
De toda una cadena de negligencias, el aborto sería el último eslabón. Tras toda una serie de mecanismos para evitar un embarazo indeseado, el aborto es el acto más desesperado de todos. Es atroz.
No existen más calificativos para algo así. Es injustificable.
Con el aborto se está privando de vida al mundo y al mundo se le está privando de una vida. Eso lo convierte en un acto deleznable. Tal vez esa vida trajese consigo el remedio a enfermedades o un cerebro privilegiado capaz de dotar al mundo de una energía limpia y renovable.
O tal vez un dictador o un asesino en serie.

Siempre se habla del derecho a la vida cuando se ataca el aborto y el derecho a decidir cuando se defiende. Las armas para argumentar el posicionamiento pasan por utilizar el método que se emplea para realizar el aborto.
Yo soy de los que piensa que en este debate, más que perseguir el acto de abortar, habría que erradicar la necesidad de recurrir a este método. Sería lo más fácil. No prohibiendo el aborto, sino evitándolo.

Lo que habría que forjar es una cadena más fuerte, con los eslabones más resistentes:

-Información.
-Educación.
-Métodos anticonceptivos.
-Métodos contraconceptivos.

Lo que jamás me va a convencer, tal vez por ser un devoto irreligioso, es que el celibato es una opción. No es una opción ni para los sacerdotes, así que menos para los parroquianos. Eso sí: si aceptas las reglas del juego, atente a ellas.

Todo empieza en casa y en la escuela. Pero sobretodo en el hogar, en familia. Los niños son básicamente réplicas de los adultos que los rodean. Por eso tenemos que ser la mejor versión de nosotros mismos cuando estamos con los niños.

Creo que, antes de decirle a un niño que el aborto es algo malo, habría que explicarle que se podría haber evitado esa situación de muchas otras formas. Y para eso hay que comunicarse y hablar abiertamente. Y eso, a veces, se torna difícil.

El aborto no me gusta, pero no creo que nadie deba ser perseguido por defenderlo o practicarlo. Si toda la energía que se gasta en condenarlo, se invierte en buscar mejores métodos, en investigación científica o en dar educación a los niños, ganaríamos todos.
Tampoco me gusta nada que la gente juzgue en masa a otras personas creyéndose con mayor cata moral por el hecho de tener unas creencias religiosas.

Y digo todo esto porque en la última semana veo en los telediarios casos en los que se encuentran bebés muertos en congeladores, en armarios o en contenedores... todos a manos de su madre o sus progenitores. Niños maltratados, torturados o humillados. Pero felices, porque están vivos. Hay que ser muy mezquino para defender la vida de una persona no nata a capa y espada, y no ser mínimamente consciente de que, detrás de un aborto, hay una abortista que tiene una situación personal. Prejuzgar toda esa situación y anteponer los deseos de personas ajenas completamente a esas vidas, es la muestra de una ausencia total de empatía.
No vale con darse tres palmadas en el pecho los domingos y acto seguido dedicarse a juzgar a los demás. Nadie de esas personas se ha prestado jamás a escuchar los motivos de la mujer que tiene intención de interrumpir su embarazo. Ninguna de esas personas que señalan con el dedo se han postrado delante de esa mujer a la que critican y se han ofrecido a quedarse el niño.

Y la iglesia, ¿dónde está?
¿Qué piensa al respecto? Doy por sentado que repudiará esta clase de sucesos... pero no les veo ímpetu alguno en demostrarlo. O, al menos, no gasta tantas energías ni medios como cuando se trata de condenar el aborto. Hace mucho que les perdí el respeto. Tal vez porque callan cuando les conviene y hablan para conseguir mover multitudes cuando les viene bien un baño de masas, pero en realidad no quieren que cambie nada. Ellos siguen tapando sus miserias y hablando de sus logros como si hubiesen hecho un gran esfuerzo. Cuanto hermetismo.
Incluso apostatar lo ponen difícil.

Tal vez la gente no entienda que el aborto no se puede prohibir porque es imposible prohibirlo. Puedes conseguir que no sea legal, pero no puedes evitar que la gente lo haga de forma clandestina, sin medios y en unas condiciones higiénicas decentes. Ese es el error. Siempre se encontrará un método para conseguir el objetivo de interrumpir el embarazo. Lo que habría que hacer es encontrar otras soluciones.
El aborto libre, aunque cueste enfocarlo de esta manera, tiene que estar enfocado a los estratos sociales más bajos, que son los más susceptibles. No se les puede poner trabas para abortar a los que menos recursos tienen. Es muy fácil forzarles a tener hijos y luego vivir en una sociedad que no se preocupa por el destino de esos niños.

Un niño es algo que se tiene que querer desde antes incluso de ser concebido. Es lo mejor que te puede pasar en la vida, pero también tú tienes que ser lo mejor que le pueda pasar en la vida a ese retoño. Tiene que ser así para que el círculo se cierre sin fisuras.


lunes, 8 de abril de 2013

No me fío



No confío y no me fío.

No puedo expresarlo de otra manera. Tal vez suena desesperanzador o incluso puede que quien lea esto piense que he arrojado la toalla como ciudadano.
El caso es que no tengo ninguna esperanza depositada en que todo esto se solucione. Se suele decir que la esperanza es lo último que se pierde. Es una frase muy bonita y recurrente, pero se suele esgrimir con demasiada frecuencia. Hasta tal punto que ha perdido incluso el sentido. ¿Qué se pretende decir con esa frase? Es evidente que, cuando lo has intentado todo, por activa y por pasiva, y aún así todo sigue igual o no has conseguido tu objetivo, puedes aferrarte a esa idea.

Pero no es el caso.

No lo hemos hecho todo. De hecho, no hemos hecho absolutamente nada. Simplemente estamos a la expectativa. Esperando a ver cuál es el siguiente paso que dan desde el Gobierno o desde las Instituciones, para protestar enérgicamente, eso sí, contra los que nos están hundiendo más y más.
Y no quiero hacer referencia a los distintos casos que se van sucediendo día tras día. No voy a hablar de la nueva de Urdangarín y Qatar; de Bárcenas; del rey y su “amiga entrañable”; de la mujer de Jesús Posada; de la PAH; del escrache; de Cristina Cifuentes o González Pons… Qué va. Paso. Los hechos están ahí y hablan por sí mismos. Yo no tengo la capacidad de remover conciencias. Sólo utilizo este blog para expresarme “en voz alta”. Tal vez caiga en saco roto, pero lo cierto es que me da igual. Si alguien lee estas palabras y, de algún modo, está de acuerdo o le hace meditar, pues bienvenido sea. Pero no tengo la capacidad de cambiar absolutamente nada. O tal vez sí.

Entonces, ¿por qué estoy o soy tan negativo?

Podría enfocarlo de diferentes formas, hablando de la política, la transición, la Democracia, la Constitución… pero al final, la conclusión: la moraleja, es aplastante. Demoledora. Incuestionable.

No hay solución a todo esto porque nuestros políticos no son mejores que yo.


No tienen mejor educación que yo. No tienen más conocimientos que yo. No tienen más principios que yo. No tienen más determinación que yo. No tienen más transparencia que yo. No tienen más ganas que yo. No saben más inglés que yo. No saben más de la vida que yo. No tienen más predisposición que yo. No tienen más sabiduría que yo. No tienen más esperanza que yo. No tienen más valores que yo. No tienen más empuje que yo. No tienen más carisma que yo. No tienen mejor oratoria que yo. No tienen mejor dicción que yo. No tienen más responsabilidad que yo. No respetan más a sus ciudadanos que yo…


No son mejores que yo.



Y, si no son mejores que yo, ¿cómo van a conseguir algo mejor que yo? ¿Algo mejor que tú? ¿Algo mejor que nosotros, para nosotros y por nosotros?

No confío. No me fío.

martes, 2 de abril de 2013

Cargos

El eterno debate filosófico de "el huevo y la gallina", extrapolado a la política, sería encontrar un motivo por el que un exministro o un expresidente, una vez abandona sus responsabilidades públicas, acaba "enchufado" como asesor o con un despacho y un sueldazo increíble con una nómina que reza "Soy un cargo".
Es increíble la facilidad que hay para pasar de ser una carga a ser un cargo. Ni el mismísimo Einstein sabría resolver el enigma de a dónde va tanta energía.
La, o las, preguntas que surgen sería:

-A. ¿Qué hay que hacer para conseguir ese "cargo"? Y digo hacer porque estudiar da igual: no es una cuestión de adquirir conocimientos didácticos.
-B. ¿Qué hacen al cabo del día?

No les veo yo "cargando" con nada.

Y todo esto viene a cuento de que está muy extendido eso de que, como un expolítico tiene información confidencial, esos altos sueldos están justificados. No solo por la información en cuestión, sino por la agenda telefónica que pueda llegar a tener.
Pero no.

Aunque la teoría de los sueldos viticios se estableció precisamente (creo) para evitar éste tráfico de influencias e información, ahora descubro que es más complicado que todo eso:
Los cargos en cuestión no conllevan una información futura, sino el agradecimiento a esfuerzos pasados.
Se tiran cuatro u ocho años gobernando para ellos. Para sus privatizaciones, sus subidas pactadas, sus chanchullos, sus tejemanejes, sus atropellos... sus pactos fiscales, sus privatizaciones, sus reformas laborales... y así se siguen forrando.

Con ello, hay una campaña de difamación de todo aquél que piense distinto, suponga una amenaza y pueda llegar a movilizar a la gente.

Todos estos hijos de puta estan enchufados en eléctricas, en petrolíferas... y ahora en sanidad. Se lo han montado bien. Van a cubrir nuestras miserias básicas.

Y no hables de escrache, que ellos van dos pasos por delante. El escrache, tras las manifestaciones es el siguiente paso al asedio social. Ellos ya lo saben...