Sígueme

Síguenos en Twitter Siguenos en Facebook Siguenos en Google+ Siguenos en Linkedin Siguenos en Blogger Siguenos en Blogger Siguenos en Blogger

sábado, 29 de septiembre de 2012

DemocraciApp



Durante los últimos días, semanas y meses la democracia ha sufrido una serie de críticas y reproches. Sobretodo en España, debido a los últimos acontecimientos de movimiento social.
Esto me ha llevado a pensar seriamente sobre el término Democracia y el acceso de la gente a ejercer el derecho más básico de ésta: el Sufragio. Para no extenderme, dejo la idea que se me ha ocurrido con la esperanza de que a más gente le llame la atención y, si lo considera, que se esparza y se pueda llevar a buen puerto. Por supuesto, no tengo ni idea de si esta idea es o no nueva. Escribo porque creo en ello y no he oído nada al respecto. Si ya existe, apoyo la idea y espero que entre todos podamos moverlo si es nuestra voluntad.

El voto electrónico total. No tengo un nombre ni he pensado en el tema del marketing. He titulado este post “DemocraciApp” porque resume la idea.

Una aplicación para teléfonos móviles y tablets que nos de la posibilidad de votar desde casa, desde el metro o desde la peluquería. El índice de participación crecería de forma exponencial, ya que no hay que desplazarse a ningún colegio electoral. Por supuesto, el voto regular seguiría vigente, pero el número de colegios electorales se reduciría y, por tanto todo el gasto que conlleva. El ahorro sería enorme.
Por otro lado, y algo que me ha llevado a escribir estas líneas y a compartir mi idea, es que la Democracia Participativa vería la luz al final del túnel. Se podría convocar a las urnas a la población prácticamente todas las semanas y no tendría que limitarse a un único día el derecho al ejercicio. El Pueblo tomaría, de una vez por todas las riendas del poder, que la definición de Democracia, dice que tenemos.

Esta idea no está desarrollada. Lo que pretendo es buscar apoyo para que quien verdaderamente tiene que llevarlo a cabo, vea una voluntad en todos nosotros. Una vez aceptada la propuesta, es cuando habría que ver los pros y los contras, las lagunas, las trabas y las dificultades.
Ahora mismo no es el momento de ver las pegas. Ahora es el momento de decir si esto es lo que queremos y si es así, obtenerlo. Ha llegado la hora de dejar de soñar y empezar a vivir el sueño. Nuestro sueño.

Dándole vueltas a la cabeza he pensado que a través de una base de datos gubernamental, donde aparecen nuestros datos (ya lo hay, por supuesto), y crear otra que genere:
- NOMBRE Y APELLIDOS                 
- D.N.I.
- CLAVE
- CONTRASEÑA
- CÓDIGO DE BARRAS

Con esta información se generaría una opción de registrar el voto en una app que lo codifique y recuente.
Las posibilidades como respuesta se resumirían, en un principio y mientras se desarrolle el software a un

-         SI
-         NO
-         VOTO EN BLANCO

El voto nulo dejaría de existir y no realizar el voto, como es lógico, seguiría siendo el índice de abstención.
Con el paso del tiempo se podría desarrollar una aplicación que permita seleccionar más opciones y realizar cualquier tipo de votación mediante este sistema. Elecciones municipales, autonómicas, Generales… etc.

El aspecto de la seguridad, la nulidad, delitos informáticos, etc, pasa ahora mismo a un segundo plano.
Bajo mi punto de vista habría que crear un nuevo sistema de leyes que persiga y recoja como delito suplantar a una persona con una pena muy dura, pero creo más importante pensar en un modo de evitar dicho delito. Y para ello hay que trabajar, pensar y desarrollar.

Consiste en reforzar la democracia y creo que esta es una buena idea.

Lo dejo en vuestras manos.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Independencia Pt. 2



…Y en este sentido el debate está abierto desde otro frente.

El debate está servido cuando se habla del aspecto meramente catalán. Del sentimiento, las costumbres, la lengua, orografía… Existe. Negarlo es inviable. No a lugar. Es tajante porque es evidente y es evidente porque hay una realidad aplastante: seres humanos.
Pero también es cierto que dentro del debate, el sentimiento se expresa de diferentes formas. En Cataluña hay una diversidad muy rica en el aspecto ciudadano. Y en otros, pero no es el momento de distracciones.
Hay tantos tipos de ideas como de provincias, comarcas, municipios, barrios y calles. Cada zona y cada persona es un mundo.
Te encontrarás con el que quiere la independencia a toda costa; el que quiere la independencia, pero con ciertas condiciones; el mismo, pero con condiciones distintas; alguien que no lo tiene claro, pero los insultos le resultan intolerables; otro con la más absoluta indiferencia; otro que se refugia en el árbol que mejor sombra de; el que se niega, pero está abierto al debate; el que se niega rotundamente; el que se queda en el sofá porque es “apolítico”; el individuo que no consiente que nadie le diga lo que tiene que hacer y toma una decisión; el que se va al bar a dar soluciones pero no vota porque “no vale para nada”; el que está de resaca y no puede ni levantarse de la cama; o el olvidadizo; el indeciso; el que está haciendo las maletas por si sale lo que no quiere… Y así hasta llenar una hoja por las dos caras. (Esto cierra el círculo abierto en la anterior entrada con respecto a la mayoría y lo que representa)
En definitiva, lo que la gente no entiende desde fuera es que el debate está abierto. E incluso desde dentro. Está abierto porque hay un cierto cisma en la sociedad catalana que se torna problemático: hay una mitad catalana de nacimiento y otra mitad inmigrante o descendiente de inmigrantes. Pretendo comentar algo que puede que desde fuera no se conozca. No hay rencillas, ni mucho menos. Hay una realidad que divide, por decirlo de forma cínica, lo que pretende dividir. Y luego está el aranés, claro.

Y eso es lo que hay que hacer: Debatir. Hablar, expresarse, exponer, opinar y construir. Desde dentro y desde fuera.
No es válido el argumento que se esgrime en contra cuando jamás se ha defendido, desde ningún punto neurálgico de la política, el derecho a tomar una decisión.
Hay que comprender que, ahora más que nunca, este tema es un arma electoralista muy fuerte. Al haberse perdido otras, este tema es muy recurrente, porque, el nacionalismo, visto desde cualquier perspectiva, vende periódicos y abarrota los colegios electorales.
Que nadie se engañe, que la información, te llegue desde donde te llegue, jamás será la realidad del día a día. Y esto lo digo sobretodo por los que ven este tema desde fuera.
Yo lo veía desde fuera y ahora, que vivo dentro, la perspectiva es distinta. Luego continúo con esto y doy fin a mi diatriba. Pero a lo que voy es que da la sensación, hablando con amigos y conocidos de fuera, que todo el mundo sabe más de Cataluña que la propia Cataluña. Pero, insisto, la palabra mágica del sufragio no sale nunca. Hay miedo, supongo.
Parémonos a pensar que ahora, justo ahora, este tema está en boca de todo el mundo.

¿Se ha parado alguien a pensar en que CIU ha dimitido por no cumplir objetivos y puede que salga reforzado en unas elecciones tras renunciar? ¿La misma Cataluña que tiene menos hospitales y peor educación? ¿Nos recortan en lo más básico e incitan a un referéndum pagado por todos en plena crisis? Suma y sigue. Hace diez años no se hablaba tanto de este tema. Los motivos, pues todos los que quieras.
Pero el más sencillo, el que explica muchas cosas con respecto a la información sobre este tema (y otros) es evidente:
Mienten. Te mienten sobre Cataluña. Soy consciente de que la reacción lógica es decir que no. Lo único que puedo esgrimir es que yo pensaba igual, me vine a Cataluña y he visto una realidad distinta a la que me contaban los medios.

La gente quiere vivir y ser feliz. Llegar a fin de mes, trabajar, pagar sus facturas y ver crecer a sus hijos.

Pero no he terminado. Ahora llega lo que creo que puede ser la epifanía para muchos. Ya he dicho que no he dado mi opinión sobre el SI o el NO. Y no lo voy a hacer. No es que me reserve: simplemente no cuento con la información necesaria para tomar una decisión. España o Cataluña me es indiferente: lo que quiero es vivir con dignidad. Prefiero ver las condiciones antes de firmar nada. Tengo experiencia en eso de firmar contratos y tomar decisiones erróneas por lo que, lo de la letra pequeña, ya no me pilla por sorpresa.
Mas la epifanía está aún por llegar y va a ser tan reveladora, que puede darse alguna que otra caída. Aviso, porque el secreto que voy a revelar espero que haga pensar a todo el mundo. Esa y sólo esa es mi intención. Voy a dejar patente que en este tema hay desinformación y falta de reflexión.

Se ha estado confundiendo la semántica desde hace mucho. No es lo mismo la Independencia que la Autodeterminación. No digo que vosotros o cualquiera no sepa diferenciar la semántica. Digo que se ha “confundido”.
Como madrileño residente en una zona concreta de Cataluña, puedo asegurar que se mezclan los términos constantemente. Lo cierto es que se puede emplazar geográficamente cada palabra. En Cataluña se habla constante de Autodeterminación. Y en el resto del país de Independencia.
Por supuesto que independencia se esgrime en foros y conversaciones. Lo que digo es que, institucionalmente, lo que se pide es autodeterminación. Un derecho inalienable del ciudadano es el de procurar que su destino resida en su propia voluntad. ¿Quién puede negar eso? ¿La constitución? ¿Un militar retirado? ¿El Tribunal Supremo? 

Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo, pero no podemos olvidar que, aunque tengamos el futuro por delante, a nuestro lado nos tenemos los unos a los otros.
Insultado y odiando no se llega a ningún lado.

Independencia Pt. 1



Últimamente no paro de darle vueltas al tema que está en boga en estos momentos. Y lo cierto es que en cierto modo me afecta de forma relativa. Pero cuando ves que todo el mundo vuelca su opinión, por lo general sesgada, desde la lejanía y basándose en información que no es en absoluto de primera mano, me veo forzado a hacer un llamamiento a la calma y la meditación desde dentro. Que no quiero decir que mi opinión valga más que la de nadie, pero tras meditar, lo mejor es tratar de poner paz mediante la palabra. Algo que nuestros políticos ponen poco en práctica y esto tiende a agravar el problema.

La independencia de Cataluña.

Cojamos aire. Calma. Que no pasa nada.

Como yo lo veo (y voy a empezar a escribir y esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos) me da la sensación de que nos están manipulando de forma descarada. Digo esto porque tenemos la capacidad de librar infinitas batallas en diversos frentes y perderlas todas.
Por partes:

Me parece innegable el derecho de otorgarle al pueblo el derecho a decidir. Bajo esta premisa, el sufragio es la opción que sin duda daría una respuesta objetiva y transparente. SI o NO. De aquí nacen otros problemas:
- El primero sería que ambas partes aceptasen el resultado. El perdedor tendría que resignarse y aceptar el resultado democrático. Esto es algo que hay que meditar, porque antes de prepararse para ganar, hay que ser consciente de que se puede perder.
- Otro punto sería votar en unas condiciones establecidas con antelación. De otra manera, sería hacer las cosas mal desde el primer momento.
- El problema de esto es que, tal y como funciona el tinglado en este país, habría que pedir un referéndum para hacer el referéndum. Con cinco consultas previas al oráculo y cuatro mirando los diferentes puntos cardinales.
- Salvando este bache nos encontramos con la necesidad de establecer unos objetivos: habría una campaña política para dejar claros los puntos a establecer… Porque, digo yo, que no se permitiría al pueblo votar por algo en unas condiciones que desconoce (quien quiera entender, que entienda). Lo suyo es tener algo a lo que aferrarse. Mi visión es que, si se politiza, de entrada hemos perdido todos. Para ello tendrían que reunirse los entendidos e imponernos unas condiciones.
- Por supuesto, tanto si es vinculante como si no, el llamamiento a las urnas tendría que ser masivo. Máxime si efectivamente fuese vinculante. Una participación del sesenta por ciento no podría revelar una decisión, excepto el hecho de que la importancia real no es la que nos están vendiendo en los medios (luego sigo por este cauce), basándolo en la cobertura mediática.

Por otro lado, (y el orden en el que establezco mi exposición es únicamente la que va saliendo de la cabeza y que transmito a mis dedos) sería decidir previamente quién puede realizar dicho sufragio.
Me refiero a si la pregunta en cuestión se le realiza al conjunto de la sociedad española o sólo a la catalana. Este es un tema muy delicado y serio.
Veo igual de válido el argumento de decidir desde el punto de vista de la pérdida de parte de lo que consideras tu país y el argumento de que la decisión de crear un país reside en tu propia ilusión. Entiendo que preocupe que alguien pueda pensar que el voto se oriente de forma sesgada o con desconocimiento. También hay que entender la postura del que siente que no quiere perder lo que es suyo.
Que nadie olvide que en esta materia estamos hablando de sentimientos.

Lo que me llama la atención es que se lleve usando este tema como arma electoral arrojadiza y, más preocupante, como arma social, y nadie haya llegado a la conclusión de que un sufragio, vinculante o no; estatal o regional, sería la solución a todos nuestros problemas.
- En caso de que sea estatal y no vinculante, la decisión sería unánime. No vinculante, pero se conocería la voluntad real del pueblo.
- En caso de que sea estatal y vinculante, pasaría lo mismo, pero la decisión habría que acatarla, respetarla y ejecutarla.
- En caso de que sea regional no vinculante, la decisión daría fuerza al SI de cara a toda una nación y el NO dejaría evidente que el tema no está tan maduro como se puede llegar a pensar.
- En caso de que fuese regional y vinculante, la decisión, como en el segundo punto,  habría que acatarla, respetarla y ejecutarla. (Esto me lleva al anterior debate sobre una campaña y unos objetivos previos)

Luego está el tema que muchos argumentan, y que lo hacen como si fuese irrefutable, de la Constitución… Ese ladrillo que nadie se ha leído y con el que se ha construido todos y cada uno de los edificios que han formado parte de la burbuja inmobiliaria. Ese ladrillo que junto al Quijote es el libro que adorna toda casa española y que un porcentaje ínfimo ha leído y conoce.
Ese ladrillo que habla de derechos fundamentales, trabajo, hogar (manda huevos)… etc., pero no del derecho a elegir tu propio destino. Ese instrumento destinado a servir a la ciudadanía y no a someterla.
Ese ladrillo que ya se ha cambiado cuando ha venido en gana para adecuar los intereses económicos.
Ese ladrillo que aún no ha sido ratificado por el conjunto de la sociedad española… signifique lo que signifique eso.

A lo que vengo es que no se puede argumentar que un libro es el guía espiritual y social de un pueblo. Cuidaos de quien os diga algo así, porque nos ha costado mucho librarnos de campanarios y almuédanos. Cuidaos de curas e imanes que se postulen como los elegidos para interpretar el libro que se encarga de protegeros.

Pero quedan puntos importantes. El tema es excelso porque se puede debatir punto por punto y aún así quedarían flecos. No olvidemos que de lo que se está hablando no es de destruir, dividir o quebrar: es de construir.
No se puede mentar la Historia como muro de contención para frenar las expectativas de un pueblo. Los pueblos se han construido con el paso del tiempo y así se ha escrito la Historia. La Historia está para aprender, disfrutar y mejorar y el cambio no puede ser sinónimo de empeoramiento.
De hecho, la Historia, por mucho que se quiera usar en contra, lo cierto es que no arroja más que argumentos a favor: A bote pronto, ¿Qué países se ha independizado en la Historia reciente? Noruega, la antigua Unión Soviética, el reciente Kosovo, Serbia y Montenegro, Bosnia… Todos nos suenan. Lo que diferencia unos de otros es la forma. Se ha hecho derramando sangre o se ha hecho con tolerancia y respeto. Lo curioso de este tema es que, en todos los casos, la independencia siempre se termina consiguiendo.
Hablar de un conflicto bélico es una atrocidad. Antes de continuar con esto me gustaría que la gente entendiese que no hay nada de noble en las guerras, como se dice en algunas películas. Si fuese así, la guerra se libraría cuerpo a cuerpo y con espadas. La guerra es un compendio de todas las atrocidades que tu sucia mente sea capaz de imaginar.
Sí que se están dando casos de amenazas de forma puntual. Habría que cortar algo así de raíz, pero no me toca a mí tomar esa decisión. Sedición, traición, juicios, acusaciones… Parte de la misma maniobra de distracción.

Hasta aquí, he mostrado el aspecto de una realidad que en cualquier caso es innegable. Hay un sentimiento. Tal vez desde el exterior de Cataluña se tenga una opinión o una visión que, ante todo hay que respetar, pero ha de ser una autopista de muchos carriles y dos sentidos. Siempre. Es imperativo.

Dicho esto, es innegable que una persona que vive en Cataluña siempre tendrá una visión más objetiva de ese sentimiento. No hablo de opiniones personales o política ni de cómo hacer creer al pueblo cuál es la verdadera realidad. Hablo de vivir. Jamás la objetividad se me había revelado de forma tan natural. No se puede ser más papista que el Papa, que se suele decir.

Y en este sentido el debate está abierto desde otro frente…

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Tienes derecho e izquierdo.



Resulta que un pueblo como es el español no sólo tiene que lidiar con los recortes de su gobierno en educación y sanidad. No sólo tiene que lidiar con una nacionalización y posterior rescate de determinadas entidades. No sólo tiene que tragar con el tema de las preferentes y otros engaños. No sólo ha de degustar el sabor que nos ha dejado la explosión de sabores de la burbuja inmobiliaria. No sólo tiene que aceptar los recortes, también, que han sufrido los medios informativos de las televisiones nacionales y autonómicas.
Lo curioso es que también tenemos que lidiar con el hecho de que nos mientan, nos manipulen y nos criminalicen cuando nos quejamos. Resulta que sólo nos dejan practicar la democracia cada cuatro años y poco a poco la han ido recortando y adaptando a sus serviles necesidades. Toda la democracia que un país puede tener se resume en un gesto tan ínfimo y simbólico como es introducir un papel en una urna.
Después sólo se puede uno callar y atenerse a las consecuencias de haber ejercido éste derecho. Y nótese que he dicho “atenerse”.

Porque ahora nos dicen que manifestarse no es lícito. Bueno, sí lo es, pero no de la manera que se está haciendo. Hay que hacerlo como ellos digan. Esto es, en silencio y desde el sofá de casa, viendo sus informativos.
Organizarse y proclamar que se convoca una protesta pacífica, es antidemocrático. Que haya corpúsculos de ultraderecha, radicales, etc. es algo que se puede decir, pero no demostrar. Pero da igual: lo digo y punto. Luego achaco cualquier incidente a esos grupos minoritarios que me he sacado de la manga y así me apunto el tanto premonitorio. El “ya os lo dije” yo, que soy muy lista o muy listo.

Lo jodido del tema, y espero que se me perdone la expresión, es que a día de hoy no puedes arrojar la piedra, esconder la mano y quedar impune. Puede suceder de forma concreta, pero no de forma social. Puede no tener consecuencias que una persona que ha robado de forma descarada trate de pedir la prescripción de un delito cuatro años después de haberlo cometido y que no pase nada. Te puede salir bien.
Puede salir bien que hagas, digas, mientas o traiciones y la gente siga tragando.
Pero en pleno año 2012, cuando las tecnologías han alcanzado un nivel de globalización total, es un acto de estupidez sin precedentes. Puedes usar inhibidores de la señal 3G o de WIFI, pero no puedes parar la información, que fluye libremente por los océanos de Internet. No es necesario ser un viejo lobo de mar para abrir una página y comenzar a informarse.

Lo realmente jodido de todo esto es que el gobierno, que es uno y se moviliza de forma más rápida que una manifestación de 6000 (dicen), tiene la posibilidad de jugar ciertos comodines. Y como no hay nada mejor que distraer y llamar la atención de la manera que te conviene, lo que han hecho es hacer que nos enfrentemos contra nosotros mismos: contra nuestra propia policía. Lo malo es que, como la policía no es demasiado lista, por lo que parece, no se han dado cuenta de que ya nos hemos enterado de que son ellos los que van a las manifestaciones a reventarlas. Puedes ponerte una sudadera con capucha y pasar desapercibido. Incluso puedes coger dos palos y una bandera negra, roja o rojinegra y que nadie se de cuenta de que eres un bulto sospechoso. Diría que en un momento dado puedes pasar de provoca a detener a los que has provocado… pero hacerlo en el intervalo de tres minutos, es un ejercicio de estupidez, como ya he dicho, sin precedentes.

Puedes dejar a un grupo de manifestantes sin cobertura pero, mientras sigan teniendo teléfonos con cámara de vídeo y fotos, es cuestión de tiempo que la información corra.
Lo que más me molesta es que, estando como estamos, sumidos en una marea de problemas sociales, nos manden otro. Me molesta porque saben que funciona. Ahora la policía es nuestra enemiga. Lo lógico sería que se hubiesen puesto de su propio lado, pero prefieren cargar contra sí mismos: contra el pueblo. Pueblo que ha demostrado no ser en absoluto violento. Pero algo les habrán prometido para carguen en los andenes del tren.

Que tengamos un problema añadido no significa que dicho problema no pueda ser barrido en cuestión de horas. Este problema tiene que quedar resuelto antes de la siguiente manifestación o reunión. Que corra. Para la próxima, que haya detenciones de estos individuos. Son tan chapuceros, que se les ve desde lejos.
Otro consejo es que tengamos todos una cuenta abierta en Twitter. Facebook es una herramienta de entretenimiento para estar en contacto con los amigos y compartir fotos. Pero, dado que no es necesario encender la tele para estar informado, lo mejor es verlo todo en streaming, en directo o en tiempo real. Con Twitter puedes hacer eso.

Ellos tienen porras y nosotros Twitter.

Y ahora, vamos a defender nuestros derechos. Y #quesejodan.

martes, 18 de septiembre de 2012

#AguirreDimite



Hoy he dormido a penas dos horas. Parece incomprensible, pero cuando se trabaja con turno rotativo se llega a la conclusión de que el cuerpo, en su infinita sabiduría, sabe lo que tiene que hacer. Si me desmayo haciendo la compra, pues oye, “it was meant to be”.
Lo que quiero dejar entrever es mi poca disposición a encadenar palabras ahora mismo, pero dado el bombazo que cayó ayer con la noticia política del año, no puedo quedarme quieto. Algo tengo que decir. Mi opinión tiene que quedar constante en esto de Internet.
Resulta que distintos medios de transporte de tren, autobús y metro decidieron hacer una huelga con motivo del desmantelamiento, liberalización del sector o de la privatización que pronto va a sufrir el sector. De los tres eufemismos, se puede elegir cualquiera de ellos. El resultado es el mismo: alguien va a llenarse el bolsillo con la excusa de que algo no es rentable. Que no es la primera vez esto cae en Ésta es la mía. Pero entiendan que, últimamente, es lo que hay con esto de la crisis.

En cualquier caso, no es de eso de lo que quiero hablar. Que vayan a echar a la gente a la calle con prejubilaciones salvajes para cubrir los mismos puestos de trabajo con salarios tres veces más bajos no es el objetivo de mi entrada en el blog. No.

Esperanza Aguirre anunció ayer su retirada de la política.

Un minuto de silencio. Pero para meditar, porque esto es gordo. […]

Vale. Veamos.
Nadie se esperaba esto. Se ha guardado con un celo impecable. Tanto es así que colaboradores cercanos no tenían ni idea. Por otro lado, que no se filtre algo así es porque no ha habido tiempo para ello. Estas cosas no se pueden guardar durante mucho tiempo, por lo que se deduce que el motivo ha sido repentino. Es más, hace a penas una semana se estaba firmando lo de Eurovegas y la misma Esperanza Aguirre, la Lideresa, apremiaba a quien tuviera que tomar cartas en el asunto a tener todo listo para poner la primera piedra el año que viene. Conclusión: hace una semana había planes de seguir un año más en política. Volvemos a la deducción de que esto tiene un motivo repentino.
Las malas, malísimas lenguas de Twitter decían que Mariano Rajoy iba a dimitir y que Espe le iba a sustituir… Sonaba intrincado, pero plausible en el modo retorcido en el que se planean los movimientos de los hilos en las altas esferas del poder. Lo que nadie me quita es que, llegados a ese punto, el cisco que se nos viene encima sería de órdago. De momento, lo descartamos. Al menos lo lógico en ese caso habría sido una comparecencia del presidente, no de la futura sustituta de éste.

Luego está lo de la enfermedad que se le diagnosticó hace tiempo a la líder del PP en Madrid. Fue un susto, pero aquello quedó atrás. Se superó. Sí que es cierto que algo menciona en la rueda de prensa pero, al mismo tiempo, reconoce tener una visita para unos días vista. La conclusión a la que llego es que, si tuviese información relativa a un nuevo repunte de la enfermedad, lo lógico habría sido decirlo abiertamente en la misma rueda de prensa para acallar rumores. Si simplemente está pendiente de la visita al médico, adelantar acontecimientos no tiene sentido ninguno y mucho menos argumentarlo en estas circunstancias tan poco transparentes.
O estás enfermo o no, pero no lo dejas por previsión. No ahora mismo. Esperanza Aguirre no es así.

Algo muy, pero que muy gordo ha debido pasar para que en una semana una de las personalidades de la política española tome una decisión así.
Puestos a especular, podría decir que es una maniobra para distraer a la ciudadanía de una huelga, por ejemplo. De una huelga general, sí. De una huelga de transportes que los medios se encargan de ocultar para que la gente, ignorante de lo que sucede, llegue tarde al trabajo ese día y de ese modo estemos todos en contra de todos, pues no me cuadra. Sobra maniobra.

Probablemente podría seguir divagando y encontrando motivos ocultos para algo tan gordo, pero no merece la pena extenderse. Cualquier teoría de la conspiración es bienvenida en estas circunstancias.
El problema, repito, es que nada cuadra. No se ha dado un motivo que quede claro y hace una semana no había el menor indicio de que algo así se pudiese llegar a dar…
Pues cuanto más lo pienso, más miedo me entra. Que Espe es muy dura. Que Espe no se va así como así.
¿Presión social? Descartado completamente. No hay presión social de ningún tipo. La que ha habido ha sido muy pequeña comparado con lo que, bajo mi punto de vista, tendría que haberse organizado. Las salidas de tono a la que nos acostumbraba últimamente no han sido más grandes de lo habitual. Un par de caceroladas y un Tupper no son suficientes para hacer dimitir a una política que ha demostrado ser arrogante y soberbia.
¿Problemas dentro del partido? No me cuadra. La derecha se caracteriza precisamente por saber mantener el tipo (debería haberlo entrecomillado) en los momentos difíciles. Pueden estar en completo desacuerdo, pero jamás dejan que los votantes se paren a pensar por un momento: eso es peligroso. Últimamente sí que se están dando casos de partidos con ideologías populistas y ciertas tendencias próximas al PP, pero Esperanza es un estandarte. No es una Álvarez Cascos.

Voy a acabar con lo que a la postre diría que es una conclusión lógica, dado que no hay motivos definitivos.

…A ver si es que las ratas empiezan a abandonar el barco… Que no digo que sea  así, pero reconozcámoslo: sólo de pensarlo, acojona. Acojona y mucho. Muchísimo.
No es enfermedad, no es desgaste, no es crisis interna, no es presión social, no es maniobra de distracción… ¿Qué es?

Oye, en serio: que me estoy acojonando.

De lo que no tengo ninguna duda es de que el sucesor, Ignacio González, se presentará a las elecciones representando a su partido ante un llamamiento a las urnas. La Democracia se escribe con mayúsculas y está claro que lo más democrático es convocar unas elecciones para que el pueblo, en su inmensa sabiduría, elija al representante que quiere. Ya se hizo en la alcaldía cuando Alberto Ruiz-Gallardón pasó a formar parte del Ministerio de Justicia. Todo lo demás, sería caer en la dictadura.

Faltaría.